martes, 23 de septiembre de 2014

Hace tiempo cayó en mis manos este precioso texto,  que habla de la importancia de las caricias, y quería compartirlo con vosotros/as.

Por favor, tócame
Si soy tu bebé, tócame
necesito tanto que me toques…
No te limites a lavarme, cambiarme los pañales y alimentarme.
Méceme junto a tu cuerpo, besa mi carita y acaricia mi cuerpo.
Tu caricia relajante y suave expresa seguridad y amor.
Si soy tu niño/a, tócame.
Aunque yo me resista y te aleje,
persiste, encuentra la manera de satisfacer mis necesidades.
El abrazo que me das por las noches ilumina mis sueños.
El modo en que me tocas durante el día me dice cómo sientes.
Si soy tu adolescente, tócame.
No creas que por ser casi adulto/a no necesito sentir que aún me cuidas.
Necesito tus brazos cariñosos y tu voz llena de ternura.
Cuando el camino se vuelve difícil, el niño que hay en mí te necesita.
Si soy tu amiga/o, tócame.
No hay nada que me comunique mejor tu cariño que un abrazo tierno.
Una caricia curativa cuando estoy deprimido
me asegura que me quieres, y me informa que no estoy solo/a.
Tu contacto pudera ser el único que logre.
Si soy tu compañero/a sexual, tócame.
Podrías creer que basta la pasión, pero sólo tus brazos alejan mis temores.
Necesito tu toque de ternura que me da fe,
y me recuerda que soy amado/a porque soy como soy.
Si soy tu hijo/a adulto/a, tócame.
Aunque tenga mi propia familia para tocar,
aún necesito que me abracen mamá y papá cuando me siento triste.
Como padre/madre yo mismo/a, mi visión ha cambiado y los valoro aún más.
Si soy tu padre/madre anciano/a, tócame,
como me acariciaban cuando era pequeño/a.
Coge mi mano, siéntate cerca de mí, dame tu fuerza,
y calienta mi cuerpo cansado con tu proximidad.
Mi piel está arrugada, pero goza cuando es acariciada.
No Tengas Temor, Sólo Tócame.
Phyllis K. Davis

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